La enfermedad-Un camino de aprendizaje

Esta es una comunicación que recibo de algunos ancestros  y compañeros de evolución desde otros planos de la realidad y de la que simplemente hago de mensajera.  No sería honesta si dijera que sale sólo de mi cosecha.

Esta pandemia de coronavirus significa un corte de sangre para la humanidad. En este momento hay tanto dolor sangrante, como alegría que luego suspira. Este corte para el cuerpo era necesario. Es  como una especie de purga para soltar las toxinas, tanto tiempo, acumuladas. Cuando un cuerpo enferma necesita soltar el veneno y hacer que la fiebre baje, entonces el físico se refresca y recupera la vida otra vez. El ser humano inconscientemente se ha llenado de ideas y proyectos tóxicos.  Es por ello necesario e inevitable cortar y pasar por ese dolor.

Aquí desde espacio en el que habitamos, también estamos sintiendo ese dolor por el proceso que está viviendo el planeta, dolor por las muertes y dolor por la caída de la economía. Pero nosotros sabemos que saldrán más fuertes y victoriosos de este proceso. A los ojos del cuerpo y la muerte es un acabar para los que han fallecido y un empezar para los que se han curado del cuerpo físico y las toxinas de su cuerpo mental. Mirar la muerte de cerca a todos nos cambia el valor hacia la vida real. Por tanto la percepción de la economía también cambia y el modo de cómo afrontarla.

Este será el camino sangriento del coronavirus, un rey que nadie puede destronar porque está haciendo su trabajo. Parte de su labor es que se investigue y se conozca más la muerte. Mientras el planeta se repone, descansa por un tiempo y tiene un chance para que vuelva a respirar de nuevo. Cuando ya todo estaba perdido y el planeta estaba al borde del abismo apareció un rey indestructible, tan duro que recibió de todo.  Pero él sabía a lo que venía y ya estaba preparado para eso, para cortar y hacer sangre en beneficio de la propia continuidad de la vida.

Ver a los humanos separados unos de otros y no poder despedirse de los que se marchan es una dura prueba de aprendizaje para ellos. De todos modos se van a ir solos igual, pero acompañados por los que estamos de este lado. El hecho de que esté acompañado de su familia es irrelevante para el espíritu ya que el proceso de muerte más profundo lo hacen aquí y no ahí. El hecho de que una persona muera sola no es inhumano, es algo real que ocurre cotidianamente.

Ese ser que se marcha sin que lo acompañe su familia es sólo una cuestión de rol social que se cumple sólo a veces.  En ocasiones aprovecha el momento de ir al baño para marcharse sin decir adiós y evitarle el dolor a esa persona. La muerte real se vive después de cruzar el umbral.

Necesitamos desmitificar la muerte en soledad, ya que es de la soledad física de lo que la gente huye para no enfrentarse a su propia soledad. Todo el mundo tiene la idea fantasiosa de morir rodeado de su familia, pero es un mito que muchas veces no se cumple. Mucha gente muere en los hospitales y las casas solos porque en ese momento nadie estaba allí,  pero no se hacen estadísticas de esto.

Cada uno hace su camino.  Esta es la enseñanza del Rey Coronavirus que ha venido a la Tierra y es en esa renovación donde se queda el corte abierto por un tiempo. Esto forma parte del renacer, del desapego familiar y el amor real que es inherente al tiempo y la distancia. Este es el aprendizaje para que la familia pierda el sentimiento de culpa por no estar presente cuando se muere un ser querido.

Aquí vino el Rey Coronavirus a poner luz y claridad a esta actitud ante la vida y cambiar los conceptos del amor y la muerte. No es su papel castigar a nadie, ni física ni económicamente, porque la palabra castigo no está en los planes de la vida y la muerte, simplemente es continuidad.  Para que esto sea posible debe haber un cambio de actitud y este ha sido el trabajo de la cuarentena.

No es sólo un cambio hacia lo sensible, ya que la economía florece en cuanto remamos a favor de todos en pro de la vida. Si vamos con una actitud egoísta a hacer economía centrados únicamente en cómo superar unas metas de dinero, la economía no se desarrollará igual. En cambio, si nos dirigimos en favor de la vida y su continuidad no es lo mismo,  que si no lo haces. Entonces tendrás otros tropiezos y avatares diferentes.

Hemos de preguntarnos ¿Qué es el amor? Cuando se ama a una persona seguimos sus pasos y proyectos y los hacemos nuestros por afinidad. Intentamos vivir trozos de la vida de ella para respirar su mismo ambiente o calor, ya sea pareja, hijo o amigo. Se establecen contactos físicos por los que se expresan emociones. Pero existe un amor  superior a ese contacto que consiste en no desearle daño, sino lo mejor. El amor al prójimo no es al próximo, sino al que está más allá y no conocemos.

El amor real a una persona próxima es cuando aceptas que si esa persona se cae no tienes por qué estar allí para levantarla, ya que si fuera algo vital lo estarías, pues el universo se encargaría de que estuvieras. Ese es el amor real equiparado del prójimo con el próximo. No pasa nada porque se muera y tú no estés presente, cuando existe el amor real,  y ese es el amor superior que ha existido en todos los tiempos.

La lección básica ahora es principalmente equiparar y que no haya diferencia entre mi madre y mi vecina, cuando el amor es real entre un hermano y un amigo. No podemos olvidar que se trata de la vida de un ser humano. La base principal del amor real no hace daño gratuito. En la actualidad se está repartiendo amor real para que se equipare el amor por un familiar con el de un desconocido. Es un acercamiento al prójimo de un ser humano, lo que elimina la barrera de un ser hacia otro. Esto es un paso importante y nuestro Rey Coronavirus,  ha venido a poner límites a todo el mundo con el fin de romper las viejas barreras.

En el concepto de amor actual se basa en la premisa de, si no te toco no te quiero, sin contacto físico no hay amor.  Eso es precisamente lo que se busca erradicar. No es necesario el contacto físico para amar porque el amor es algo intrínseco que ya está en el ser.  Sólo me separa la idea preconcebida de película y creencias varias. Se trata de aceptar con amor a la gente que habita a tu alrededor, tengas relaciones o no, las conozcas o no. No es cuestión de relacionarte con tus amigos y familiares y el resto de los humanos que se pudran.

Este es el concepto que viene a corregir el Rey Coronavirus que nos invita a preguntarnos ¿A quién amo yo? Hasta donde llega la solidaridad de unos con otros, independientemente de la condición social o parental. Es una cuestión de ir a acompañar a una persona para que no esté sola o quedarse en tu lugar solo por decisión. Ahora el amor está y se mide en función de quienes llaman más a su familia o no llaman. Sin embargo, se trata de ver si esa persona que te llama lo hace realmente para quedarse más tranquilo y tapar sus miedos: ¿Es eso realmente amor? ¿O llamar a alguien desconocido y escucharlo? ¿Cuál tiene más valor?

El concepto de amor está relacionado con el miedo a la soledad, con el que lleno mi vacío, ya sea un familiar o un amigo, para no mirar ese agujero y no hacerme amigo de la muerte. Quizá sea un amor más egóico, cotidiano y de película. Quizás el amor real sea permanecer en tu casa  pase lo que pase y mantener la distancia porque acontece lo que toca y no hay más.

El amor real es el que mantiene la llama del amor vivo y hace rodar al mundo, el que ama a los seres desconocidos, eso es amor a la humanidad. Ahora mismo son los que están dejando a su familia en la confianza de que estarán bien. Eso es amor a la familia y al prójimo. Aunque físicamente hay límites, esas personas están unificando y elevando el amor a la humanidad.

¿Qué es la economía?

De forma simple la respuesta sería: vender para ganar. ¿Qué es lo que vendes y lo que ganas? Aquí hay una gama muy amplia: ¿Cuánto quieres vender y cuánto ganar? ¿Hasta dónde estás dispuesto a sacrificar tu tiempo y espacio?

 La economía sigue siendo igual, aunque ahora esté parada y estancada. Es un tiempo de reconversión, ha cambiado un poco, ya no puedes vender para ganar un cien por cien, sino para tapar agujeros hasta que llegue el momento del cambio. Ahora corresponde macerar todo este estancamiento y este paréntesis rumbo a la diversificación y transformación de un nuevo paradigma sobre el cuidado de la vida. En definitiva un cambio de los valores en sí.

Actualmente estábamos en el ganar por ganar, para hacerme rico,  ser más que el otro,  aplastar al otro o ser mejor. El cambio está en preguntarme ¿Qué gano con lo que gano? ¿Qué estoy ganando realmente? ¿Cuál es mi ganancia real y especifica? Es económica, física o emocional. Estas son los interrogantes hacia los que se dirige la evolución de la humanidad. ¿Cuál es mi actitud hacia la economía?

La economía se ha movido siempre con altibajos y al mejor postor, cuanto más gano mejor y no se ha planteado otros valores. Lo que está ahora en juego es el valor de la salud física, emocional y espiritual. El ser humano se está preparando para el nuevo ciclo de cara al respeto de los procesos y fases de la vida, con el fin de que no siga hacia delante de forma mecánica, ciega e impulsiva.

 La economía ha jugado con el dinero y las personas,  sin apreciar el contexto de la vida, jugar por jugar al dinero y con la existencia. Lo que primaba era ser un poderoso negociante que trabaja por y para ganar plata, sin importarle las personas con las que trabaja y lo que sienten. La nueva decisión será si vas en favor de la vida o en contra.

¿Qué es la muerte?

Es un cambio de status para la evolución tanto personal como universal. Supone pasar de estar vivo a estar muerto y desplazarse a otra dimensión.  ¿Puede el alma seguir caminando? Siempre se ha tenido miedo a la muerte y se la ha visto como un castigo, una maldición, un fracaso o algo que está mal. En todos los tiempos la gente ha sentido el temor de nombrarla y vivirla.

 En estos momentos mediante toda esta revoltura humana a la que estamos asistiendo en la Tierra, la tendremos que acompañar como hermana. Es un proceso acordado en el que se tendrá una apertura y una escucha diferente, gracias a todos los procesos anteriores de todos aquellos que se fueron antes. Ha llegado el punto en que toca aceptar la vida y la muerte como dos hermanas inseparables, hermanas mellizas, donde va una, va la otra.

Ahora toca muerte grande, dura y dolorosa para que la hermana vida vuelva a nacer con fuerza. La diferencia entre esta muerte y la de antes es la actitud de poder hablar y vivir la muerte como una siembra y desde otra conciencia. Necesitamos comprender que algo tiene que morir para que algo vuelva a nacer y de que si algo está vivo no puede morir. Y  eso que llamamos misterio, no es más que un movimiento de estación de la vida para un espíritu caminante.

La muerte me recuerda que tengo que bajar en esta estación para subirme a otro tren y encontrarme a otros seres con los que compartí otro tiempo.  Hasta que de nuevo cambie de estación y vuelva otra vez a nacer a la vida terrenal.

 Y así el ciclo vuelve a comenzar y las hermanas tienen la oportunidad de reencontrarse. Porque aquella persona que dejé en aquella estación allí se quedó. Cuando se sube a otra estación deja ese vestido atrás y lo que trae se queda allí. Ese es el filtro de la vida y la muerte.

En la anterior estación vacías tus bolsillos y lo dejas todo allí para coger una mochila nueva, que ya alguien ha preparado para ti, con unos ropajes y una identidad diferente. Pero tú sigues siendo la misma alma, sin sexo ni condición física. En el recorrido tendrás avatares, vivencias de muerte y vida hasta que llegues a la siguiente estación. Porque en ese trayecto de un lugar a otro valorarás la vida en el sentido amplio de la palabra. Descansará una parte de ti y la otra recuperará energía para cuando llegue a la siguiente estación y volver a nacer.

Mientras estás en la estación de la Tierra poco se valora la vida en toda su plenitud. Es en la otra dimensión donde comprendes su valor real, no el que tú le diste y así irás aprendiendo su significado auténtico. En algunas necesitas escoger ropajes nuevos y traer algo de lo que aprendiste y en otras no recuerdas nada.

A razón de tu conexión con tu interior comprenderás y aceptarás la existencia y tendrás,  o no, una buena vida. Será tu actitud la que la defina como buena. Pero si permaneces cerrado y no quieres saber de la muerte te irás de aquella manera y será tu actitud la que definirá por tanto cómo te irás. Así el binomio vida-muerte seguirá de forma infinita. En la muerte la vida florece y en el florecer de la vida la muerte reverdece. Así ambas hermanas disfrutan en el devenir de la existencia y mutuamente se enriquecen.   

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