Máscaras de amor, poder y sabiduría

         El tema a tratar serán los cuatro elementos y sus máscaras correspondientes. A modo de introducción definiré el concepto de máscara, que más adelante se aplicará a los diferentes elementos y personajes.

         La Ley del Tres se manifiesta en el campo del ego y la personalidad humana mediante  la desviación de las cualidades transpersonales básicas como son el  amor, la sabiduría el poder,  en máscaras de bondad, fealdad y maldad. La máscara es nuestro falso ser exterior, aquella parte de mi mismo que pongo frente al mundo, para ser reconocido y con la que quiero impresionar a los demás.  Corresponde a la persona que pensamos que deberíamos ser. Surge por tanto de un ideal perfecto y de una imagen propia idealizada, que nos aleja de la paz interna y la autoaceptación.  Con ella intentamos,  bien agradar o bien defendernos y controlar a los otros.

         Se crea como reacción al dolor y al rechazo experimentado en el pasado. Implica una actitud reactiva ante los demás, que nos separa de nuestra fuente interior, para culpar a éstos de nuestros problemas, en vez de hacernos responsables de nuestros sentimientos. Nos coloca en la víctima y en la creencia de que alguien más, es responsable de mi felicidad o infelicidad. Al sentir miedo y vergüenza de nuestros sentimientos, hacemos todo lo posible por negarlos y esconderlos.    

          La máscara es la primera parte de nosotros que se viene abajo  en las sucesivas crisis   que acompañan un sentimiento de pérdida de identidad. Es la manera en que la vida nos ayuda a bajarnos del pedestal,  para que asumamos la responsabilidad de nuestros errores y reconozcamos, que  no somos ese ser idealizado.

         Según el Método Pathwork, podemos hacer una clasificación de tres tipos de máscaras principales: máscaras de amor, poder y serenidad.  Aunque a esta última, prefiero denominarla máscara de sabiduría, basada en la distorsión de estos tres principios divinos. En el estado unificado, estos principios operan en armonía, pero en el mundo dual de la materia, se presentan como opuestos. Y así, inconscientemente, tendemos a escoger uno de esos atributos divinos para imitarlos, con la intención de ser perfectamente amorosos, poderosos o sabios. Pero como esa perfección se crea como defensa, va en contra de nuestras vulnerables imperfecciones de la vida  y se convierten en distorsiones.    

Cada uno de estos tres arquetipos, tiene una mirada o visión particular del mundo y una manera específica de abordar los conflictos. La visión del mundo de la personalidad “Buena” es: “el mundo es un lugar lleno de gente necesitada, que no puede funcionar sin mi ayuda. Soy indispensable y los demás dependen de mí, por eso no se las arreglarían sin mi apoyo”. Desde esta premisa, la forma de enfrentarse a los conflictos es a través de la empatía, la preocupación por los demás, el sacrificio, la sonrisa y la sumisión.  La salvaguarda a los problemas son, el cariño, la seducción,  el compromiso, la amistad y la generosidad. “Si me aman todo va a estar bien”.

La visión del mundo de la máscara del Malo es: “el mundo es un lugar injusto, un juego de poder, o comes o te comen. Yo me encargaré de vengar a los inocentes”. Los conflictos sólo pueden resolverse  si consigues el control, la voluntad, el poder, la competitividad y la lucha por aquellas causas que merecen la pena: “Si tengo el poder todo se va a solucionar”.

La visión del mundo del Feo o Sabio es: “el mundo es un lugar emocionalmente peligroso, que  absorbe e invade mi espacio privado. Para resolver ese conflicto decidiré tomar distancia, no involucrarme,  buscar refugio en la cabeza y centrarme en comprender porqué funciona de esa manera. Para ello elijo el camino de las ideas, el análisis y el conocimiento como búsqueda de respuestas a todas las dificultades: Si tengo el conocimiento todo se va a arreglar”.

Esto significa que cada uno de estos arquetipos desde su perspectiva de idealización, vende su alma con tal de conseguir amor, poder o sabiduría. El Malo y el Feo. Las máscaras de poder y sabiduría, comparten  el denominador común de la indiferencia hacia el aspecto emocional y la distancia de los otros, para reivindicar principalmente la independencia.        

Sin embargo,  la personalidad de poder disfruta con la hostilidad, la provocación y la agresividad, mientras que el arquetipo de sabiduría, sale huyendo espantado y se retrae, cuando ve aflorar este tipo de emociones tan primarias e instintivas, ya sea en si mismo como en los demás.

Cada arquetipo,  cuida de sí mismo la parte que más se vende. Por ello el Feo, cultiva su pensamiento y el Bueno,  atiende su corazón tratando de ser complaciente. Aunque el anhelo del alma es acercarse al amor, nos manejamos entre máscaras. Yo te compro la tuya y te vendo la mía y al final, sólo existen relaciones entre máscaras. Pero una cosa es lo que cada máscara busca vender y otra, la necesidad real que hay detrás. La necesidad del Bueno,  es la de conectar con lo simple y despejarse de todo lo que le sobra. Requiere de límites claros y conectar con el frío de la vida. La necesidad del Malo es expresar amor y la del Feo,  abrirse a la inocencia.

Estas  tres máscaras básicas definen en la astrología, a los tres elementos fundamentales, que son el Agua (Bueno), el Fuego (Malo) y el Aire (Feo), ya que la  Tierra, podría considerarse como el elemento último, donde los tres anteriores toman cuerpo  y se manifiestan a través de la materia.

 Máscaras de Amor-Poder-Sabiduría 
El BuenoAmor  Cáncer-Piscis-Libra   Luna-Neptuno-Venus  
  El Malo  PoderAries-Leo-Escorpio-Capricornio   Sol-Marte-Plutón-Saturno  
  El Feo    SabiduríaGéminis-Acuario-Sagitario. Mercurio- Júpiter -Urano

En el sistema astrológico, la bondad y los arquetipos centrados en el amor y el corazón se rastrean principalmente a través de los signos y planetas de Cáncer (la Luna), Piscis (Neptuno) y Libra (Venus). La  maldad, entendida como poder y los arquetipos viscerales con los signos de Fuego, sobre todo Aries (Marte) y Leo (Sol) pero también con Escorpio (Plutón) y Capricornio (Saturno). Y la sabiduría se relacionaría fundamentalmente con la cabeza y los signos de carácter mental como Géminis (Mercurio), Acuario (Urano) y Sagitario (Júpiter), aunque también en general con el principio mutable.

Ene 14, 2021 - 20:40

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